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De la Sierra Nevada de Santa Marta al mundo. La increíble historia de arhuacos que exportan café, panela y cacao a Canadá y Europa
La idea, que nació en el municipio de Pueblo Bello, es hoy un referente internacional no solo por la calidad de los productos, sino por su impacto en la comunidad. Sus creadores se convirtieron en empresarios modelo de la región. Asia es otro de los mercados a los que llegan con su producción.
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Hace tres décadas, Claribeth Navarro Izquierdo y su familia salieron de la Sierra Nevada de Santa Marta principalmente en busca de oportunidades, lejos del alcance de los grupos armados que controlaban el territorio. La hoy exitosa empresaria y lideresa indígena del Cesar jamás imaginó hasta dónde la llevaría el empeño de su madre en recordarle, durante años, que luego de formarse, debía regresar para ayudar a su comunidad.
Claribeth es hija de un santandereano y de la primera enfermera de la comunidad indígena arhuaca de Yewrwa (que en español significa templo de agua). “Me obligó a estudiar derecho y a mi hermana medicina. Cuando me gradué le dije: terminé la carrera y me regreso a la comunidad, como siempre nos dijiste”, recordó.
Lideresa por naturaleza
Al regresar a las montañas del Cesar, a mediados del año 2000, Claribeth se percató de que la producción de café no generaba las ganancias que debería, pues se hacían trueques por arroz o lana. Por eso, en una reunión con sus tíos, les propuso crear una organización de productores para comercializar el producto a un buen precio, además de gestionar proyectos y estimular la participación de la comunidad.
“Todo arrancó en 2008 como una fundación, pero en 2016 nos convertimos en una asociación para fortalecer nuestro carácter gremial y comercial. Al inicio éramos nueve productores y hoy somos unos 277 socios, y tenemos en revisión cerca de 100 solicitudes de ingreso”, señaló Claribeth.
Ella hoy es la representante legal de la Asociación de Familias Productoras Indígenas Seynekun (Asoseynekun), el gremio de los agricultores arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el Cesar, con cultivos en 22 veredas en Yewrwa y Nabusimake, además de Pueblo Bello, uno de los 18 municipios cafeteros del Cesar, que hoy figura entre los principales productores del grano en la Costa Caribe.
En los últimos años, sus pobladores, 90 % indígenas arhuacos y 10 % campesinos, han estado trabajando por diversificar su oferta comercial.
El arranque no fue fácil, recordó Claribeth. En su caso, porque no sabía nada de café, y porque les repetían una y otra vez “que los pobres no dábamos para crear empresas; además, no teníamos para pagar una certificación orgánica que costaba muchos millones. Hace ocho años, exactamente, un tío nos prestó cinco millones para pagarla. Esto realmente nació del esfuerzo y el sacrificio de cada uno, como muchas de las grandes cosas en la vida”, contó la productora.
El ecosistema cafetero de Pueblo Bello concentra el mayor número de organizaciones de cafés especiales en el departamento, “certificadas, que como nosotros le venden a la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), nuestro principal aliado exportador a través de la Cooperativa Cafetera de la Costa (Caficosta) y Expocafé. De hecho, federación tienen aquí una estación experimental como Cenicafé, la única en la región, donde se hacen ensayos y capacitaciones”.
Gracias a este respaldo se han formado muchas mujeres de la región, los cafeteros de la Sierra Nevada de Santa Marta han participado de citas globales y el café y la panela que producen llegan hoy a diferentes partes del mundo: Japón, Estados Unidos, Alemania, Canadá, entre otros.
Tradicionalmente, las comunidades de Yewrwa y Nabusimake producen café, pero máximo cuatro veces al año. Por eso, Asoseynekun vio la necesidad de expandir la oferta y beneficiar a las familias productoras a través de la compra de caña panelera. De hecho, la caña es el único producto que cultivan, transforman como asociación y la comercializan pulverizada, gracias a Procolombia, la Federación Nacional de Productores de Panela (Fedepanela) y Doña Panela, aliados que les dieron la mano y el empujón para estructurar el sistema de producción que les ha permitido diversificar su oferta.
Perder el miedo
Solo fue hasta hace casi dos años que empezaron a crecer, a vender, a buscar nuevos clientes “y a construir una vida crediticia con los bancos y a tener nuestro propio flujo de caja, porque cuando empezamos no manejábamos los recursos ya que Caficosta era quien se encargaba de recibir el café de nuestros asociados, dándoles así la garantía de compra y posteriormente lo entregaba a la FNC. En resumen, comenzamos a perder ese miedo”, señaló Claribeth.
Rabobank, la entidad financiera neerlandesa que le otorga préstamos a microempresas, les prestó inicialmente 250 millones de pesos y luego 400 millones, a un interés muy bajo. Claribeth contó que los deslumbró saber que tenían tres líneas de productos: café, cacao y panela.
Luego consiguieron un crédito de otra entidad internacional y más adelante, gracias a su buen historial crediticio, apoyo de la banca nacional. Así pudieron comprar el silo de secado que hace parte de la infraestructura que levantaron en Pueblo Bello, y con su acompañamiento lograron fortalecer su planta administrativa y aprendieron hasta cómo presentar un informe contable, más atractivo para los inversionistas.
La internacionalización
Además de generar empleo, reunieron lo necesario para obtener las certificaciones (como la orgánica y de comercio justo) que les abrió las puertas en Europa, Norteamérica, Japón y el mercado colombiano, así como en el ecosistema de la cooperación internacional.
Gracias a esto, hasta el centro de operaciones de Seynekun, en Pueblo Bello (que construyen desde hace año y medio), se ha trasladado el cónsul de Japón, el director de la agencia canadiense de las Sociedad de Cooperación para el Desarrollo Internacional en Colombia, el presidente de la Federación Métis de Manitoba de Canadá, con su gabinete de ministros; y más recientemente Elvia Sanjuán Dávila, gobernadora del Cesar.
“De hecho, el líder indígena canadiense David Chartrand es nuestro padrino. En 2019 nos dijo que en Colombia los indígenas son muy ricos, pero realmente no saben explotar lo que tienen. Más adelante se convirtió en un aliado y gracias a esto empezamos a vender panela a Canadá. Ahora vamos a enviarle café”, detalló Claribeth.
En las alturas de su centro de producción, la comunidad decidió construir una casa para hospedar clientes y visitantes, con todo el potencial para convertirse en una experiencia turística en las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta. En su mirador, hoy ondean las banderas de Alemania, Colombia y Canadá a modo de agradecimiento y símbolo de integración.
Por otra parte, el cambio climático los ha empujado a reemplazar la producción de café, debido a que por la variación de la temperatura, hay zonas donde ya no es viable cultivarlo.
Por eso han buscado incrementar la producción de cacao, de la mano de Socodevi y la Embajada de Canadá. Con el respaldo de estos aliados iniciaron un proceso de formación en calidad y de acompañamiento permanente a los productores y productoras de la comunidad; además de la construcción de de infraestructura para poder cumplir con estándares y protocolos de cacao especial y orgánico exigido por los clientes. Hoy cuentan con un laboratorio de calidad y transformación, donde evaluan los perfiles sensoriales del cacao arhuaco.
Uno de sus principales clientes es Cacao Hunters, reconocido por producir el mejor chocolate de Colombia. Claribeth explicó que relacionarse con una de las empresas pioneras en el desarrollo de los cacaos especiales en el país ha sido clave para posicionar el cacao arhuaco en mercados nacionales e internacionales de gran exigencia en términos de calidad; “gracias a la transferencia de conocimiento y tecnología”. A su apoyo y enseñanzas, y el de la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao), atribuyen el éxito y la calidad de su cacao, que hoy solo producen en Pueblo Bello, debido a la altura (por debajo de los 1.300 metros).
Después de cuatro años trabajando por mejorar el producto, hoy ven los resultados. Uno de los recientes logros de Asoseynekun es la incursión en los mercados holandeses a través de chocolate Makers; en los próximos días partirá, en velero, el envío con la primera carga.
Parte del plan es crecer con la producción de ron artesanal a base de caña de azúcar y ya cuentan con todo el equipamiento, barriles para hacer fermentación con añejamiento, con miras a formalizar el producto en el corto plazo.
Proyectan obtener la certificación del Invima y las licencias y permisos respectivos con la Corporación Autónoma del Cesar. “Sería el primer ron del departamento del Cesar con estampilla del Cesar”, concluyó la empresaria Claribeth Navarro Izquierdo.
*Cubrimiento especial en la Sierra Nevada de Santa Marta.